Las Palmas de Gran Canaria

Las Palmas de Gran Canaria
Laura Fernández

viernes, 25 de mayo de 2012

Una historia inventada, o no?


Una historia inventada, ¿o no?

Mario acaba de terminar sus estudios superiores de una ingeniería de estas que te obligan a estar prácticamente todos los ratos de tu historia académica hincando los codos hasta el punto de que las ampollas, son el mejor reflejo de que no has levantado el culo en los cinco años, si no son más, de la carrera. 
¿Y ahora que?, le pregunta a sus padres asustados ante los escandalosos datos de paro que arrastra el país, hasta un 32 % en Canarias. Los padres, recordando cómo se hacía esto cuándo había trabajo, y con muy buena intención le aconsejan; vete a dejar tus excelentes resultados académicos por las empresas del sector. Él,  cómo es lógico, ante la soledad y la necesidad de aferrarse a cualquier consejo, resultado de todo fin de ciclo, les hace caso y se va a por ello. Una semana le bastó para esparcir sus currículos por ahí. Con esto de la crisis, cada vez son menos las empresas, y mucho menos las que te recogen el currículo por las buenas, y es que claro, la Ley de Protección de Datos les ha venido muy bien cómo excusa para emplazarte a enviar un correo electrónico. Sí, ése invento que lo único que agiliza es las ganas que tiene uno de mandarlo todo a la mierda.
Entonces pasan las semanas, los meses y hasta incluso un año y ni una sola llamada alentadora. Ni un solo intento de poder optar a un trabajo en el que poder poner en práctica todo aquello que tanto esfuerzo le costó aprender en sus años de universitario, nada, absolutamente nada.
Cuándo uno busca trabajo, primero le embargan las ganas de comerse el mundo, estás abierto a escuchar todo tipo de consejos; que sí haz el currículo de esta manera que sí hazlo de esta otra, pero cuándo pasa el tiempo, ya no escuchas, el pesimismo te invade y ya comienzas a pensar en que no hay salida, no hay solución. Y no, no tienes trabajo, de momento no eres útil para esta sociedad, los años de estudio, han sido en balde ó al menos es lo que en ese momento piensas.
Mario es un personaje ficticio pero, desgraciadamente su historia la viven miles de jóvenes de nuestro país, se podría aseverar que es una historia real en un personaje inventado. A muchos de ellos, a los jóvenes los único que les queda es emigrar, tal y como lo hicieron nuestros abuelos, tal y como, por otros motivos lo hicieron a bordo de barquillas miles de inmigrantes africanos en otra época. Paradojas de la vida, ahora parece que hasta los echamos de menos, a lo mejor no a ellos, seamos sinceros, pero sí al tiempo en el que aquí habían oportunidades.    

domingo, 20 de mayo de 2012

¿Se puede escribir de otra cosa?

Con el paso del tiempo, y con la llegada de la dichosa crisis, prácticamente no hay informativo que arranque su sesión diaria sin el pesimismo que a todos nos invade en esta época de crisis.

Si, da ganas a uno de coger las maletas y marcharse lejos, muy lejos. A donde la crisis no haya llegado, a donde los recortes sociales brutales tampoco hayan hecho acto de presencia. En esta profesión periodística a diario te topas de bruces, con el pesimismo, con la depresión y con la incertidumbre de un futuro que está por ver. Conoces a fondo, historias, cómo la de una familia que procediendo de La Laguna, Tenerife, reside ahora en el pueblo grancanario de Tenoya. Seis miembros familiares, dos cabezas de familia tres hijos y un nieto. Todos los que están en edad de trabajar, se encuentran en el paro. El padre desde el 2007, y la madre desde la misma época. Querían denunciar muy pasivamente, sin aspavientos, sin ordinarieces y sin exigencias, que de un tiempo para acá todas las ofertas de empleo con las que se encuentran son un timo.

Ofertas para trabajar de encuestador y sin contrato, ofrecimientos para negocios de dudosa rentabilidad. Algunas llamadas que han recibido y en las que no se les informa que clase de trabajo se les va a ofrecer, tan solo los emplazan a que sean ellos los que devuelvan la llamada para informarse, lo cuál huele muy mal. Y por no hablar de los timos telefónicos, escondidos tras la inocente apariencia de un anuncio en la prensa.

Esto es lo que tenemos, esta familia ya tiene miedo cada vez que algún desaprensivo capta su número de teléfono en las páginas de busco empleo de Internet. Desconfían de cualquier ofrecimiento, ya se han llevado muchos palos, mientras esperan por trabajar dignamente, algo que en este país, esta cada vez más caro.

Con este panorama, lo cierto es que viven ó sobreviven cómo ellos mismo dicen con 400 euros al mes y gracias a la caridad de la iglesia del pueblo, y de sus propios vecinos. Sin embargo, cómo es normal, están cansados de pedir, quieren trabajar y poder llegar a fin de mes, dejar de decir a sus hijos cada vez que les piden algo, que lo tendrán "cuándo cobren", siendo el "cuándo cobren", una huída hacía adelante.

Definitivamente si vives esta convulsa situación económico-social, no puedes escribir de otra cosa, ó al menos no deberías. Eso sí, huyo de los datos macroeconómicos que nadie entiende, de las políticas supranacionales que nadie sabe tampoco a donde nos llevan, me quedo con reflejar cómo si de un espejo se tratara, las historias que nos está dejando esta crisis que nadie sabe ponerle fecha de caducidad.